Qué es

El trastorno por uso de inhalantes (Inhalant Use Disorder) es una condición en la que una persona inhala productos químicos volátiles de uso doméstico o industrial con el fin de experimentar euforia o alteraciones sensoriales, de percepción o cognición. Estos productos no están diseñados para consumo, pero su fácil acceso los convierte en una fuente de abuso, especialmente entre jóvenes.

Cuando el consumo se vuelve repetitivo, el individuo puede desarrollar tolerancia y dependencia, continuando a pesar de las consecuencias negativas físicas, sociales o psicológicas.

Causas potenciales

Algunos factores que contribuyen al desarrollo de adicción a los inhalantes son:

• Acceso y disponibilidad: muchos inhalantes son productos domésticos o industriales comunes, baratos y sin restricciones, lo que facilita su obtención.
• Edad temprana y vulnerabilidad juvenil: suele iniciarse en adolescencia, etapa de experimentación, presión de pares o desconocimiento de riesgos.
• Problemas emocionales / psicológicos subyacentes: ansiedad, depresión, trauma, baja autoestima, búsqueda de escape o alivio emocional.
• Entorno social y cultural: ausencia de supervisión, modelos de uso en el entorno cercano, condiciones socioeconómicas adversas, falta de educación sobre los daños.

Síntomas conocidos

Los síntomas de la adicción a los inhalantes pueden manifestarse en diferentes áreas:

Físicos / corporales

• Olor químico en el aliento, ropa, manos.
• Irritación de nariz, garganta, mucosas; nariz congestionada o sangrante; úlceras o llagas alrededor de la boca.
• Mareos, vértigo, pérdida de coordinación motora.
• Fatiga, somnolencia, habla arrastrada o poco clara.

Cognitivos / psicológicos

• Dificultad para concentrarse, memoria deficiente, confusión.
• Cambios de ánimo repentinos: irritabilidad, euforia breve, depresión.
• Ansiedad, paranoia, alucinaciones cuando se usa en dosis elevadas o durante un tiempo prolongado.

Conductuales / sociales

• Negligencia de obligaciones (escuela, trabajo, familia), aislamiento social.
• Gastar mucho tiempo consiguiendo, usando inhalantes o recuperándose de sus efectos.
• Continuar el uso pese a que haya problemas físicos, emocionales o sociales.

Tratamiento mediante internamiento

El tratamiento residencial para la adicción a inhalantes permite manejar los riesgos altos y proporcionar una recuperación integral. A continuación los componentes fundamentales:

1. Evaluación médica integral al ingreso
   Historia clínica completa, examen físico, evaluación de daños en órganos (pulmones, hígado, riñones, sistema nervioso), evaluación neurológica, psicológica, detección de comorbilidades (ansiedad, depresión, trauma).
2. Desintoxicación supervisada
   En muchos casos la abstinencia puede producir síntomas como náuseas, sudor, temblores, ansiedad, insomnio. La supervisión médica es esencial para seguridad, manejo de síntomas agudos.
3. Terapia psicológica especializada
   • Terapia cognitivo-conductual para ayudar a identificar y modificar pensamientos y comportamientos relacionados con el uso, desarrollar habilidades de afrontamiento y resistir impulsos.
   • Terapia motivacional para fortalecer el deseo de cambio.
   • Terapia grupal y psicoeducativa involucrando a la familia para mejorar el apoyo y prevenir recaídas.
4. Apoyo funcional y estilo de vida saludable
   Actividades que sustituyan el uso de inhalantes: recreativas, ocupacionales, físicas. Establecer rutinas de sueño, alimentación saludable, ejercicio, espacios seguros que reduzcan exposición a disparadores.
5. Supervisión médica constante
   Vigilancia de la función respiratoria, cardíaca, neurológica; tratamiento de complicaciones orgánicas derivadas; monitoreo del progreso cognitivo y psicológico.
6. Ambiente estructurado y contención emocional
   En un centro residencial: supervisión 24/7, normas claras, contención en crisis, apoyo emocional continuo, evitar situaciones de alto riesgo para recaída.
7. Plan de alta y seguimiento continuo
   Continuidad de atención ambulatoria, terapia externa, redes de apoyo familiares, estrategias de prevención de recaídas, seguimiento de daños residuales (físicos o cognitivos), intervención en caso de dificultades post-tratamiento.